jueves, 18 de junio de 2015

YARAVI YA QUE PARA MI NO VIVES - Mariano Melgar


Ya que para mi no vives
Y no te han de ver mis ojos,
Pues te he perdido;
Daré lugar a mis penas
En la triste soledad
En que hoy me miro.

Tú me miras el precepto
De que olvide para siempre
Tus atractivos,
Cuando solo con la muerte
Sepultara esta memoria
En el olvido.

Te llorare eternamente
Como prenda inseparable
Del pecho mío;
Iras impresa en el alma
Dejando mi triste cuerpo
Cadáver frío.

Quizás un día así - CHABUCA GRANDA


Quizás, quizás un día así,
como una luz de Dios
brotó el amor,
sutil,
surgió la ensoñación,
de un alma al despertar
a la ilusión de vida y comunión
de dos, de dos
que quieren bien,
la dulce sensación de estar con Dios.
Y así, tener la plenitud
de la gloria de amar al dar el ser.

Vida, alma, mente, sangre,
todo hasta a la raíz se vierte en ti,
¿No sientes?, Di.

Soy de ti,
no se de otra forma de ser.
Ser mujer llamarte a ti,
todo este ser,
vive de ti, ve,

Quizás, quizás un día así,
como una luz de Dios,
brotó el amor, sutil,
surgió la ensoñación,
de un alma al despertar
a la ilusión de vida y comunión
de dos, de dos
que quieren bien,
la dulce sensación de estar con Dios.
Y así, tener la plenitud
de la gloria de amar al dar el ser.

Me he de guardar - CHABUCA GRANDA

Y en un hoyito iré yo a parar
solititita me he de guardar
dentro la tierra, al pie de un rosal,
bajo un almendro te he de esperar.


Los ojos se me secaron
y es que no puedo llorar, y se secaron.
El pecho se me ha dormido
y es que ya no puedo amar, y me he dormido.

La tierra se va muriendo
desmenuzándose dentro de mi pecho,
va llegándome a los ojos,
va cubriéndome hasta el último helecho.

El puente de los suspiros - CHABUCA GRANDA


Puentecito escondido
Entre follajes y entre añoranzas
Puentecito tendido
Sobre la herida
De una quebrada
Retoña el pensamiento
Tus maderas
Se aferra el corazón
A tus balaustres

Puentecito dormido
Y entre murmullos
En la querencia
Abrazado a recuerdos
Barrancos y escalinatas
Puente de los suspiros
Quiero que guardes
En tu grato silencio
Mi confidencia

Es mi puente un poeta
Que me espera
Con su quieta madera
Cada tarde
Y suspira y suspiro
Me recibe y le dejo
Solo sobre su herida
Su quebrada

Y las viejas consejas
Van cantando
De la injusta distancia
Del amante
Sus arrestos vencidos
Vencidos por los ficus
De enterradas raíces
En su amada

TODO MI AFECTO PUSE EN UNA INGRATA - MARIANO MELGAR

Todo mi afecto puse en una ingrata,
Y ella inconstante me llegó a olvidar.
Si así, si así se trata
Un afecto sincero,
Amor, amor no quiero
No quiero más amar.

Juramos ser .
yo suyo y ella mia
Yo cumplí, y ella no se acordó más,
Mayor, mayor falsía
Jamás hallar espero;
Amor, amor no quiero,
No quiero más amar.

Mí gloria fue otro tiempo su firmeza,
y hoy su inconstancia vil me hace penar,
Fuera, fuera bajeza
Que durara mi esmero;
Amor, amor no quiero,
No quiero más amar.

YARAVI POR QUÉ A VERTE VOLVI SILVIA QUERIDA- MARIANO MELGAR



¿Por qué a verte volví, Silvia
querida?
¡Ay triste! ¿para qué? ¡Para trocarse
mi dolor en más triste despedida!

Quiere en mi mal mi suerte deleitarse;
me presenta más dulce el bien que pierdo:
¡Ay! ¡Bien que va tan pronto a disiparse!

¡Oh, memoria infeliz! ¡Triste recuerdo!
Te vi… ¡qué gloria! pero ¡dura pena!
Ya sufro el daño de que no hice acuerdo.

Mi amor ansioso, mi fatal cadena,
a ti me trajo con influjo fuerte.
Dije: «Ya soy feliz, mi dicha es plena».

Pero ¡ay! de ti me arranca cruda suerte;
este es mi gran dolor, este es mi duelo;
en verte busqué vida y hallo muerte.

Mejor hubiera sido que este cielo
no volviera a mirar y sólo el llanto
fuese en mi ausencia todo mi consuelo.

Cerca del ancho mar, ya mi quebranto
en lágrimas deshizo el triste pecho;
ya pené, ya gemí, ya lloré tanto

¿Para qué, pues, por verme satisfecho
vine a hacer más agudos mis dolores
y a herir de nuevo el corazón deshecho?
De mi ciego deseo los ardores
volcánicos crecieron, de manera
que víctima soy ya de sus furores.

¡Encumbradas montañas! ¿Quién me diera
la dicha de que al lado de mi dueño,
cual vosotras inmóvil, subsistiera?

¡Triste de mí! Torrentes, con mal ceño
romped todos los pasos de la tierra,
¡piadosos acabad mi ansioso empeño!

Acaba, bravo mar, tu fuerte guerra;
isla sin puerto vuelve las ciudades;
y en una sola a mí con Silvia encierra.
¡Favor tinieblas, vientos, tempestades!
pero vil globo, profanado suelo,
¿es imposible que de mí te apiades?

¡Silvia! Silvia, tú, dime ¿a quién apelo?
no puede ser cruel quien todo cría;
pongamos nuestras quejas en el cielo.

Él solo queda en tan horrible día,
único asilo nuestro en tal tormento,
él solo nos miró sin tiranía.

Si es necesario que el fatal momento
llegue… ¡Piadoso Cielo! en mi partida
benigno mitigad mi sentimiento.

Lloro… no puedo más… Silvia querida,
déjame que en torrentes de amargura
saque del pecho mío el alma herida.

El negro luto de la noche oscura
sea en mi llanto el solo compañero,
ya que no resta más a mi ternura.

Tú, Cielo Santo, que mi amor sincero
miras y mi dolor, dame esperanza
de que veré otra vez el bien que quiero.

En sola tu piedad tiene confianza
mi perseguido amor… Silvia amorosa.
El Cielo nuestras dichas afianza.

Lloro, sí, pero mi alma así llorosa,
unida a ti con plácida cadena,
en la dulce esperanza se reposa,
y ya presiente el fin de nuestra pena.

POEMA EL AMOR - MANUEL GONZALEZ PRADA


Si eres un bien arrebatado al cielo
¿Por qué las dudas, el gemido,
el llanto,la desconfianza, el torcedor quebranto,
las turbias noches de febril desvelo?

Si eres un mal en el terrestre suelo
¿Por qué los goces, la sonrisa, el canto,
las esperanzas, el glorioso encanto,
las visiones de paz y de consuelo?

Si eres nieve, ¿por qué tus vivas llamas?
Si eres llama, ¿por qué tu hielo inerte?
Si eres sombra, ¿por qué la luz derramas?
¿Por qué la sombra, si eres luz querida?
Si eres vida, ¿por qué me das la muerte?
Si eres muerte, ¿por qué me das la vida?